Francesca Llopis EN RESiDENCiA en el Instituto Fort Pius

Video (18'32'')

PROPUESTA

El objetivo del proyecto es reciclar objetos cotidianos y crear un trabajo que es más poético que épico, en el cual las imágenes son las que generan el texto.

La imagen del alma es una de las más abstractas en las que puedo pensar. Si relacionamos esa imagen con la de un iceberg, obtendremos una metáfora en la que el significado o el contenido nos llevan a diferentes lugares de nuestro imaginario poético. El iceberg es un ejemplo de naturaleza aislada que se desprende de su glaciar. Ese acto sugiere un proceso de independencia, de ruptura, y nos insta a ver el mundo y a vagar sin rumbo. 

Las formas del iceberg también nos insinúan cosas: todos los icebergs son diferentes y nos evocan imágenes que pueden leerse, como las nubes... intentamos leer las formas de las nubes y darles un nombre. 

Otra característica del iceberg es la soledad, lo que le permite conectar fácilmente con nuestra alma. Deberíamos encarar más a menudo la soledad de nuestras almas, ese estado necesario para desarrollar la creatividad, pensar, estudiar y, en definitiva, crecer como individuos.

Así, un iceberg puede ser algo más que un trozo de hielo que se mueve a la deriva por el Polo Norte o el Polo Sur. Es un elemento que, además de estar lleno de significado y contenido, también lleva dentro la memoria individual y colectiva. Y esa memoria puede ser material o inmaterial, un objeto o solamente un deseo.

Gracias a las experiencias de las personas que han participado en este proyecto así como a todas las otras con las que hablaremos, este trabajo se nutrirá de nuestra necesidad de compartir ideales de futuro.

El proceso creativo son muchos textos, dibujos y reflexiones sobre icebergs, esas masas ingentes que pocas veces vemos. Espero que, gracias a esta experiencia, los icebergs se conviertan en un símbolo complejo de nuestro futuro y nuestra vida. El resultado es una película que incorpora nuestras valoraciones sobre la forma de un iceberg, de uno que desaparecerá en nuestro pequeño mar.  

Francesca Llopis

 

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Apuntes para un iceberg es una pieza videográfica cargada de metáforas que constituyen un universo de poéticas y reflexiones vivenciales sobre el proceso, ya que trata de un viaje : el viaje de la vida a través de la aventura del conocimiento , la toma de conciencia de quiénes somos y dónde vamos.

A lo largo de varios meses se realizaron una serie de sesiones en el laboratorio recogiendo observaciones e impresiones que enriquecieron la obra como territorio de experiencia y campo de investigación. La propuesta partía del trabajo sobre el agua; el agua como elemento clave de la vida. El agua=vida como concepto base de este work in progress cuya documentación recopilada a modo de bitácora audiovisual intervenida da como resultado una serie de piezas artísticas que van del video a los ambientes instalativos que se irán articulando en el espacio-tiempo.

Se han utilizado los cambios de estado de la materia del agua, de líquido a sólida y viceversa, apilando un bloque de hielo de grandes dimensiones que la artista y los estudiantes denominan el Iceberg, congelando así el agua, la vida, para repensarla aprovechando el momento congelado y desarrollar así nuestra capacidad de observar y percibir la existencia, el mundo, para la reflexión.

Los chicos y chicas también han expresado sus deseos, sus sueños, escribiendo sus pensamientos en páginas de enciclopedia concebidas como metáfora de soporte del conocimiento, que a modo de mensajes se colocaron en el bloque de hielo. Pusieron también objetos personales propios escogidos por su nivel de significación particular. Así es como en la experiencia todos son parte del Iceberg, una apropiación conjunta del sueño y la realidad de un viaje en transformación.

Un acercamiento filosófico y poético; y también un acercamiento desde la física y la matemática, a la manera de los griegos o del romanticismo renacentista, donde el arte y la ciencia son un todo inseparable. Un fenómeno onírico en el marco de un laboratorio para realizar un viaje épico en el interior y el exterior de nuestras vidas. Todos podemos ser un iceberg que viaje de norte a sur; todos podemos ir a la deriva de un trayecto dejando huellas a nuestro paso como mensajes en botellas de un naufragio hasta encontrar el rumbo, la dirección. Todos podemos ser un Ulises navegando por los mares del imaginario mítico y a la vez de la experiencia tangible del universo.

Un iceberg de agua como nosotros, que contiene nuestros objetos preciados, nuestra memoria, nuestros conocimientos, nuestros pensamientos, nuestros sueños. Un iceberg para tomar conciencia de lo que somos, de lo micro a lo macro, de la partícula al universo. Un iceberg significante de la vida, nuestra vida.

Angie Bonino