Carla Rovira EN RESiDENCiA en el Instituto Montjuïc

El futuro se ha convertido en un espacio para conquistar. Parece que ya no podemos soñar con posibles escenarios que permiten la vida, pero la esperanza es un derecho inalienable. Especialmente, si tienes todavía toda la vida por delante. Con los escenarios climáticos o la subida de la extrema derecha se ve más imprescindible que nunca pensar que las cosas pueden ir bien. Poder pensar en futuros habitables y deseables es necesario para desear la vida, y es el camino para creer que una vida mejor es posible. Y que, por tanto, podemos conseguirla transformando lo que no nos gusta de lo que tenemos ahora. La perspectiva de un futuro mejor, de una utopía nos convierte en agentes de transformación e incidencia política. Y como el teatro es un espacio utópico porque es capaz de detener el tiempo o convertirlo y doblarlo es obligatorio asumir la tarea de construir nuevos relatos del futuro. Conquistar el futuro para apropiárnoslo. El objetivo es trabajar sobre la utopía para crear estos nuevos relatos.

Lo haremos desde el debate, desde el trabajo con materiales varios, la documentación y la improvisación como mecanismo.