Carla Farreny y Marta Vilardell EN RESiDENCiA en el Instituto Joan Fuster

TRAÇ PAS

Traspasar, transformar, mudar... todo nos lleva hacia una línea que se debe cruzar. Nos gusta pensar que la adolescencia es una más. ¿Cómo es esta transformación recíproca entre nosotros y el entorno? ¿Cómo nos cambia y nos hace evolucionar este diálogo constante entre el cuerpo y el espacio? Durante todo el proceso creativo, artistas y alumnos hemos trabajado a través de la imaginación y la abstracción, con el deseo de resignificar espacios y vivencias conocidas en nuevas posibilidades imaginativas. El dispositivo que hemos concebido es un híbrido entre espectáculo e instalación artística. El público puede traspasar el espacio escénico para habitar las diversas “estaciones”.

Se realiza una única función. Los nervios se perciben en el último ensayo y en los minutos previos a la actuación con el público ya en las puertas.
El público entra en la sala y transita por las diferentes estaciones. Después del vídeo sobre el proceso de creación, empieza la acción performática.

Al final de la función, se invita a establecer un diálogo con el público. Preguntan por qué no se han puesto colchones para hacer trapecio. Carla comenta que ella siempre trabaja de esta forma, te obliga a estar más concentrado en el trabajo que estás haciendo, no te confías, el circo tiene un componente de riesgo y por eso no te puedes permitir un error. También se mantiene una conversación especial con el abuelo de un alumno que había practicado gimnasia deportiva, y comparte algunas de sus vivencias. 

Todavía quedan ganas de practicar con el trapecio. Se aprovecha el tiempo mientras una parte del público visita el equipamiento.